La visión de la sociedad ante los TAPSD.
Hola chicxs!😉 ¿Qué tal la semana? Hoy os vengo a hablar de uno de mis perfiles profesionales: TAPSD (Técnico en Atención a Personas en Situación de Dependencia).
Fue el primer ciclo que estudié y estoy muy orgullosa de haber elegido esta profesión tanto para estudiar, como para trabajar de ello. Lo malo es que nos infravaloran mucho.. os pongo en situación:
Como TAPSD puedo trabajar como:
- Cuidador en diferentes instituciones, centros y/o domicilios.
- Gerocultora.
- Gobernante y subgobernante en instituciones y/o auxiliar responsable de planta de residencias.
- Auxiliar de ayuda a domicilio y/o asistente de atención domiciliaria.
- Trabajadora familiar.
- Auxiliar de Educación Especial.
- Asistente personal.
- Teleoperadora de teleasistencia.
Al principio yo era una estudiante que dejaba mucho que
desear porque no me gustaba lo que estaba estudiando, hasta que me paré y pensé
en la satisfacción que me daría y entonces me animé. Mis notas y mi
comportamiento mejoraron con creces y llegó el día de hacer las prácticas.
Elegí un sitio al que sabía a lo que iba, y yo era la
persona más delicada del mundo, pero cuando llegué puedo decir que una parte de
mi vida cambió.
Y sí, a día de hoy tengo mi título de “limpia culos” como lo
llama la gente. Lo que la gente no ve es todo lo que hay detrás de asear a una
persona que no puede hacerlo ella misma.
La satisfacción que da cuando de la nada te sueltan una
sonrisa, cuando te buscan para que seas tú esa persona que la asee o mismamente
que esté con ella un rato, cuando se acuerdan de tí aunque haya pasado el
tiempo… Porque estas personas te dan muy buenos momentos y tengo muchos
recuerdos de ellas pese al poco tiempo que estuve en mis prácticas.
Recuerdo que el primer día que llegué salí llorando de allí
porque veía mucha presión, pero al cabo de una semana esa presión se me quitó y
me empezó a gustar tanto que estaba deseando que llegara el día siguiente para
tener que ir.
Fue un esfuerzo físico bastante duro, pero por mucho que me
doliera la espalda o los pies, al día siguiente ya estaba completamente descansada
para volver otra vez a la faena.
Poco a poco fui quedándome con los nombres de todos los
usuarios, cuál era la habitación de cada uno, qué comía cada uno, con quien
tenías que insistir para comer y con quién tenías que tener cuidado porque
repetía varias veces el plato, la medicación de cada uno, en fin, toda la vida
de cada usuario que eran muchos en verdad.
Había un hombre que tenía una silla de ruedas eléctrica en
la que me subía yo detrás y me llevaba por el pasillo, otro hombre que me
esperaba todas las mañanas para ver si me tocaba él a mí para asearle porque
decía que era la que mejor le trataba, una mujer que esperaba que pasara
cualquier persona por su puerta para colocarle bien el pañal porque le hacían
arrugas… todos los días era lo mismo, pero era una rutina que a mí me gustaba
mucho.
Había un matrimonio que la mujer me recordaba bastante a mi
abuela, asique cuando tenía unos minutos libres siempre me escapaba para ir a
verla y hablar con ella. También le cogí mucho cariño a mis dos abuelitas, como
yo las llamaba, que todas las noches me daban un botecito de suero porque tenía
los ojos ya muy rojos del cansancio, y una mujer que en mi último día de
prácticas se despertó llorando porque acababa ese dia yo.
Fui muy buena en mi trabajo, aunque por diferentes motivos
no pude seguir trabajando de ello, pero es algo que tengo pendiente… tan
pendiente que mi sueño si me tocara la lotería sería crear una residencia para
personas mayores: la mejor residencia del mundo.
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